Diosa SI

sábado, 24 de enero de 2015

Celebrando en Friburgo de Brisgovia (Freiburg im Breisgau)



     Hoy les contaré sobre un doble cumpleaños al que fui invitada a Friburgo. Realmente deseo satisfacer la curiosidad de mis amigos y conocidos que siempre me preguntan cómo es la vida aquí en Alemania y cómo celebran sus fiestas. De todos los alemanes no les puedo contar, pero sí les puedo describir de los amigos y familiares que me rodean, porque debemos recordar que aquí en Alemania viven más de 80 millones de habitantes.
     Todo el relato lo referiré al día de los Reyes Magos, cincuentenario de Sabine en el que se celebraron su cincuentenario y el de su esposo Martin. Aquí en Alemania los cumpleaños más celebrados son los que terminan en “0”. Así pues que esta parejita decidió festejar su centenario común invitando a familiares y amigos más cercanos. Pero eso sí, todo muy bien organizado. Se enviaron las tarjetas y con las especificaciones de que quienes querían colaborar con un pastel o algún postre deberían comunicarlo anticipadamente para evitar que sólo hubiera un solo tipo de pastel o postre.

     Un día antes de la celebración llegaron amigos a colaborar y por supuesto los hijos, los que ayudaron a la organización y preparación.
El 5 de enero, un día antes de la celebración, se preparó la sala y el vestíbulo, las mesas, las copas y la decoración.

   El día 6, después de la misa de salud, los agasajados y los invitados brindaron con sekt (vino espumante alemán) y otras bebidas que acompañaron con bocadillos.



 Los anfitriones agradeciendo a los invitados.
 
El anfitrión conversando con un invitado. 


 La anfitriona recibiendo a una amiga.


 Aperitivo de mozarela con tomatillos con diseño de erizo.


 Aperitivo de jamón con dátiles.


Después del brindis se pasó al salón. No todos los invitados se conocían, así que mientras se esperaba el almuerzo hubo una pequeña presentación. Pero como había demasiados para presentarlos uno por uno, los cumpleañeros se limitaron a proponer que se levantaran juntos primero todos los de la familia, luego todos los que de alguna u otra forma hacían música, luego todos los colegas maestros de escuela – de broma también todos los policías, que era uno solo – y finalmente todos los relacionados con la parroquia.

Hubo diversas presentaciones de canciones humorísticas, acompañadas en el piano, y un corto sketch teatral.


 Regalo de cumpleaños. “Singen” significa cantar.

  
  Invitados y familiares presentando canciones humorísticas.


 Corto de un sketch teatral presentado por amigos de los anfitriones.



 Invitados.


De almuerzo hubo tres platos: el suspiro del moro, las mil y una noches y crema de calabaza.

 








 Amigos ayudando en la preparación del almuerzo.

    
     Lo interesante fue el desfile de pasteles que se sirvieron después del almuerzo y todos los invitados orgullosos de su preparación, porque todos fueron hechos por ellos mismos. Es raro que un invitado alemán se presente con un pastel comprado en una pastelería. Lo pasteles que verán sólo son un mínimo del despliegue que hubo ese día de pasteles.


Bufet de pasteles y postres.



Pastel llamado “ondas del Danubio”.

Torta que recuerda que se están celebrando 100 años.


Torta de chocolate.





Mus de chocolate con nueces.




 



Torta de queso.


Pastel de manzana.











Mus de chocolate.






 La anfitriona, sus hijas y yo.



 Con el anfitrión y su hijo.

 
     Todos acabaron contentos, fue un almuerzo que satisfizo a vegetarianos e incluso a veganos. Fue un reencuentro de amigos y familiares, y en total fuimos 80 invitados. Y hasta los Reyes llegaron, porque aquí en Alemania, en las regiones católicas, los niños que más tarde en el año van a hacer la primera comunión el día de los Reyes se disfrazan de reyes orientales y llaman a las puertas para cantar y pedir colaboración para algún fin benéfico propuesto por la iglesia.


Visita de los Reyes Magos.



La despedida en la estación de tren hasta el próximo encuentro de los dos hermanos.




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