Diosa SI

lunes, 31 de octubre de 2016

LA VENERACIÓN AL “SEÑOR DE LOS MILAGROS EN LUXEMBURGO Y ALEMANIA



La fe al Señor de los Milagros que nació de un terremoto en la ciudad de Lima - Perú, hoy es un culto a nivel nacional e internacional.



El Señor de los Milagros
Foto: Carmen Ponce de M.
 
El credo al Señor de los Milagros en el exterior acontece con la coyuntura de la última década en el Perú, la emigración hacia otros países y entre ellos está Luxemburgo y Alemania. En el mes de octubre, grupos de peruanos residentes en las ciudades de Luxemburgo y Bonn se congregaron para crear un movimiento de religiosidad a la imagen patrona de Lima, el Señor de los Milagros, la devoción se propaga cada vez más aún y con un pueblo no solamente peruano, sino de católicos de diferentes países del mundo.
El 23 de octubre, Los Amigos del Señor de los Milagros, peruanos pertenecientes a la Comunidad Católica de Lengua Española afincados en Luxemburgo organizaron una misa y procesión en homenaje al Señor de los Milagros en La Capilla de las Hermanas Franciscanas de la Misericordia en la ciudad de Luxemburgo, donde participaron católicos de habla hispana de diferentes países. Terminada la ceremonia los organizadores amenizaron esta festividad con un almuerzo de confraternidad donde se congregaron parroquianos de diferentes países y se degustó potajes peruanos.




Y el 31 de octubre los peruanos establecidos en Alemania integrantes de la Comunidad Católica de Lengua Española, también hicieron reverencia al Señor de los Milagros en la Iglesia  St. Winfried en la ciudad de Bonn. El comité de damas peruanas, conjuntamente con el párroco coordinaron una misa y una procesión acompañada por las bandas Berglänge-Heisterbacherrot y BläserCorps AUEL-GAU – Oberpleis integradas por alemanes y portugueses. En esta conmemoración, además de agasajar al Cristo Morado prepararon un almuerzo de solidaridad que tuvo la colaboración de los feligreses de la comunidad que contribuyeron con comidas típicas peruanas, españolas, tartas y regalos para las rifas. Lo recaudado ira al trabajo pastoral de las Hermanas de Jesús, Verbo y Víctima, en diversos lugares del Perú. 




La Historia a la veneración del Señor de los Milagros se inició en la calle Pachacamilla a mediados del siglo XVII. Allí fueron recluidos los indígenas que habían sido desalojados de Pachacamac – antiguo oráculo indio de los terremotos –, lo que originó el nombre de la calle. Y en ese mismo lugar alojaron a los esclavos africanos, se dice que fue Pedro Dalcón esclavo de casta angoleña, quien pintó en un muro una imagen representando a Cristo en el Calvario. Un terremoto redujo la casa a escombros, pero el muro con la pintura quedó incólume. Después de este acontecimiento los devotos de la imagen crecían cada año, y la admiración alcanzó mayores proporciones cuando el maremoto de 1687 destruyó la ciudad, pero el muro con la pintura volvió a quedar en pie. El cabildo de Lima eligió entonces al Señor de los Milagros patrón de la ciudad, y en ese año nació la primera Hermandad del Señor de los Milagros, que salió por primera vez en procesión. Posteriormente se edificó el Convento, cuando otro terremoto destruyó la pequeña Iglesia de Pachacamilla. La nueva iglesia se construyó en otro lugar, pero la tradición ha seguido llamando a la imagen el Cristo de Pachacamilla, cuyo original se conserva aún en el interior del monasterio en el mismo muro en que fue pintada por Pedro. Y desde hace más de tres siglos en el mes de octubre en Lima se estableció sacar en procesión al Cristo Morado los días dieciocho y diecinueve de octubre, actualmente está liturgia se inicia con la novena, y el día veintiocho se hace el último recorrido de la festividad.[1]


[1] (1984) Documental del Perú – Lima. Editores y distribuidores Inca S.A. Inca S. A. Lince – Lima. P. 95

EL CASTILLO DE SAN FELIPE DE BARAJAS, Cartagena de Indias - Colombia



El Castillo de San Felipe de Barajas, hoy convertido en museo fue el más grande complejo militar defensivo que construyó España en Cartagena de Indias con el propósito de salvaguardar su poderío durante el Virreinato de Nueva Granada contra otros imperios europeos que los querían invadir para continuar despojando las riquezas de estas tierras que en aquella época poseía.



Vista interior y exterior de las murallas del castillo
Foto: Carmen Ponce de M.



Admirando el Castillo de San Felipe nos podemos dar cuenta de lo rico que fue un día el Virreinato de Nueva Granada y la cantidad de dinero que se gastó en su construcción y el dolor y la sangre de esclavos nativos colombianos y africanos que se derramaron en la edificación de esta fortificación que se inició en 1536 y se concluyó en 1667. Con ella mantuvieron hasta 1811 a Cartagena de Indias oprimida. Pero delante de este castillo tenemos al Tente. Gral. de Marina D. Blas de Leso y Olavarrieta, héroe de la marina española, pero a ese militar solo le interesaba mantener al Virreinato de Nueva Granada bajo el yugo español. Sí delante de este castillo se deben poner personajes importantes, a los que más les corresponde ocupar ese lugar es a los esclavos que dejaron su vida durante su cimentación. Espero que algún día en Latinoamérica los héroes ocupen sus lugares correspondientes. Yo soy muy respetuosa de la historia, pero ésta no debe tergiversarse para el entendimiento de las futuras generaciones de lo que fuimos durante el dominio español.

Esta colosal obra de arquitectura clásica española, es considerada el más grande complejo militar levantado por la ingeniería militar española en América. Este recinto se encuentra en la cima del cerro de San Lázaro, lugar estratégico desde donde se podía defender la ciudad de una posible invasión por tierra o mar. El Castillo de San Felipe llegó a ser una fortaleza infranqueable con baterías, cañones protegidas por murallas imposible de ascender. En el recorrido por su interior se puede ver lo que un día fue el aljibe, el cuartel, el hospital y el laberinto de caminos, túneles, galerías, desniveles y trampas construidos, además se vislumbra la ciudad desde los diferentes ángulos del cerro. Los ingenieros militares que dirigieron la construcción del castillo fueron: Bautista Antonelli, Cristóbal de Roda, Francisco de Murga, Juan Bautista Antonelli, Ricardo Cärr y Juan de Somovilla y Tejada[1]. Terminadas las guerras el castillo fue abandonado hasta 1928 que se reinició su restauración.








[1] Lemaitre Eduardo. (1981) Breve historia de Cartagena. Impreso por ITALGRAF, S.A. Bogotá. p. 49.