Fez
es centro cultural y religioso marroquí y además una de las ciudades más
tradicionales de Marruecos. Hoy es uno de los destinos turísticos de muchos
viajeros, ciudad de contrastes porque sus habitantes todavía usan burros y
mulas como principal medio de transporte mientras que en toda la ciudad se ven
alminares con antenas parabólicas.
La Medina constituye el principal atractivo para los
turistas en esta vieja ciudad amurallada, Es un lugar construido desde los
tiempos medievales, cuando las andalusíes, Granada, Sevilla eran así. La medina
de Fez está rodeada de puertas y murallas dentro de este laberinto de
serpenteantes callejuelas que son un desenfreno de impresiones, muchas de ellas
dilapidas ya hace tiempo en las ciudades occidentales. En su embrollo de
callejuelas, callejones sin salida, pasadizos y mercadillos escondidos nos abordaron
los olores del estiércol, las especias, las maderas, los pies, las axilas, los
inciensos y perfumes exóticos y el zoco de cuero, lugar cargado de olores que
hieden, pero al que nosotros como otros turistas no dejamos de ir a mirar las
pozas de los curtidores. Nos extraviábamos una y otra vez en la maraña de los
colores de los granos del cuscús, los frutos secos, las hierbas medicinales,
los tintes de los cueros, y se nos atiborraban los oídos con los rebuznos de
los borricos, el martilleo de los orfebres, los piropos de los chicos, las
risas, el acoso de los comerciantes que proponen artesanías y dulces afrodisiacos,
y las salmodias de los almuédanos, que se entrecruzan cinco veces al día y en el
mercado la venta de pollos donde el vendedor degolla a las aves delante de los clientes
y transeúntes, costumbre ya perdida en los países industrializados. En la
medina de Fez hay todo tipo de ruidos, menos los motores de autos, porque esta
ciudad, habitada por decenas de millares de pobladores y turistas, sólo se puede
recorrer a pie, en caballos, burros o mulas. El recorrido lo hicimos guiado por
lo difícil que es la orientación en sus calles. Se contrató a un guía
profesional por ser un viaje de estudios, pero la guía nos dijo que era posible
que por unos dírhams podríamos contratar a alguno de esos niños que se ofrecen a
los visitantes.
Gozamos y observamos un Fez que vive con un pasado y
un presente, donde todavía se usa la caballería como medio de transporte, y a
la vez en las casas de esta ciudad medieval brotan antenas parabólicas que dejaban
asombrados a los visitantes y a nosotros también.
¿Cómo fue Fez en siglos pasados?
En su apogeo fue
una ciudad abierta a los extranjeros. Fueron acogidos los andalusíes,
magrebíes, árabes y africanos que huían de la intolerancia, cristiana o
musulmana. Fundada a finales del siglo VIII por una figura religiosa procedente
de Arabia, Mulay Idrís, Fez fue la capital política, cultural y religiosa de
Marruecos durante siglos, y sigue siendo su capital espiritual donde musulmanes
y cristianos de toda Europa realizaron y realizan sus estudios. Allí está una
de las más viejas universidades, la Karauina, que fue fundada por una mujer,
Fátima Al Fihriya, hija de un exiliado Tunecino. En la Karauina estudiaron o
enseñaron, entre otros, el médico y filósofo judío Maimónides, el místico Ibn
Arabi, el matemático Al Banna, y el pensador Ibn Jaldún (1332-1406) proclamó
que la decadencia de los árabes procedía de que sus líderes habían escogido el sable
en vez de la pluma, se habían hecho autoritarios y violentos, y habían
reprimido la libertad de expresión que no puede ser más actual. Así nos lo explicó
nuestra guía.
Entrada a la medina de Fez.
Mezquita y Universidad Kairaouine.
Interior de la Mezquita.
Techo tallado dentro de la mezquita.
Reloj de agua del siglo XIV.
Madraza-Seffarine.
Interior de la madraza-Seffarine.
Plaza de los trabajadores de latón (Place as-Seffarine).
Place as-Seffarine.
El zoco del cuero.
Tienda de artículos de cuero.
Zagüa de Mullay II
Tienda de frutos secos.
Techos tallado dentro de la medina.
Techos decorados dentro de la medina.
Fuente para lavarse antes de entrar a la mezquita.
Puerta en una muralla de la medina.
Vista de Fez desde la montaña.
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