Sirviendo el té.
Cuando estuvimos
en Marruecos, en todos los lugares que visitábamos nos recibían con un té a la
menta y nos lo invitaban con cordialidad. Eso me llenó de curiosidad y empecé a
averiguar de dónde venía esa costumbre de beber té a la menta. El resultado de
mis indagaciones lo quiero compartir con todos aquellos a los que les interesa
saber sobre tradiciones y rituales del té de ese país.
Realmente no se
sabe a ciencia cierta cuándo llegó el té a Marruecos ni cómo entró a formar
parte de su tradición. Pero lo cierto es que el té en este país está dentro de
su cultura. Es una bebida con expresión artística y social. Los marroquíes le
dan la bienvenida a todos los extranjeros o visitantes con un vaso de té y de
esa manera demuestran su amabilidad. Además está comprobado que Marruecos es
uno de los mayores importadores de té en el mundo.
La costumbre es
que el té sea preparado por hombres, habitualmente por el jefe de familia. En
la ceremonia social del té el anfitrión hace gala de un despliegue de
conocimientos: ¿Cómo se eligen las hojas? ¿Cómo se precalientan los vasos? Tienen
sumo cuidado que la tetera este bien limpia. El té verde se sirve acompañado de
hierbabuena u hojas frescas de menta y piñones. Nunca se cuelan los posos,
algunas veces le añaden capullos del árbol de naranjo. Se sirve en pequeños
vasos, y si se concede el honor de servirlo, hay que devolver la taza a la tetera
para que se enfríe y se disuelva el azúcar. Luego debe verterse el líquido
empezando por la derecha de quien sirve y alejando la tetera al máximo sin
salpicar.
En Marruecos el
té es un ritual que se degusta en tranquilidad sentado sobre alfombras. La tradición
es beber tres tazas: la primera amarga como la vida, sin azúcar; la segunda,
dulce como el amor; y la última, muy azucarada, suave como la muerte. Entre
taza y taza se acompañan con dulces. Por lo general el té se suele servir antes
y después de las comidas. Pero se prepara y se bebe a toda hora y en todo lugar
porque en Marruecos el té a la menta es la solución para todos los problemas
¿Sed? ¿Calor? ¿Frío? ¿Cansancio? Además es una convención social y se ofrece en
cientos de puestos callejeros, en las casas, los hoteles y tiendas. A cualquier
lugar que se dirija un viajero en Marruecos siempre será acogido con una taza
de té a la mente. Es considerado como una falta de educación rechazar una
invitación a un té o beberlo a toda prisa y marcharse, lo que conlleva el tener
que compartir media hora de nuestro tiempo con él anfitrión.[1]
¿De dónde viene la tradición cultural del té en
Marruecos?
Existes varias versiones
sobre cómo llegó el té a Marruecos. Una de ellas es que la reina Anna de
Inglaterra (1665-1714) envió de regalo al sultán de Marruecos dos grandes
fuentes de té de cobre y un poco de té de buena calidad para que dejara en
libertad a setenta y nueve prisioneros de guerra.[2]
Otra historia
dice que la Reina Elizabeth I de Inglaterra en el siglo XVIII fue la que
introdujo el té enviando primero muestras que resultaran convincentes para que
los artesanos de su país pudieran vender la vajilla y todos los artefactos
relacionados al té.[3]
Finalmente, algunos
investigadores creen que el té se introdujo a comienzos del siglo XIX. También hay
indicios anteriores de Ismael de Marruecos que pidió como rescate de marineros
europeos unas sacas de té.[4]
Vajilla para beber té con vasos decorados de
diversos colores.
Invitación a un té en una tienda de la medina Marrakech.
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