Zapaquirá, ciudad construida sobre una enorme
montaña de sal; y desde hace más o menos 3000 años sus pobladores han vivido
del comercio de este producto y es uno de los lugares más importantes de la explotación
de sal del país por esta razón se le conoce también como “La Ciudad de la Sal”.
Está ubicada a 50 km y a casi 45 minutos de Bogotá.
Esta
ciudad fue un poblado indígena Muisca llamado Chicaquicha y Zipaquirá
significa en lengua chibcha “Ciudad de Nuestro Padre” o “Ciudad
del Zipa”, y fueron los Muiscas herederos de este legado que
comercializaron la producción salinera como elemento indispensable y de gran
consumo y emplearon este producto para intercambio con otros productos.
En
la época de la colonia la ciudad fue fundada por el Oidor español Luís Enriquez
el 18 de julio de 1.600. Hoy en día es una ciudad que invita a visitarlo por
los diferentes atractivos turísticos que ofrece y de los cuales visité la Ruta
Histórica - Cultural que se inicia en el centro en la Plaza
de los Comuneros rodeada de La
Catedral Diocesana, Palacio Municipal, casas coloniales, edificaciones de
estilo republicano, La Casa Museo Quevedo Zornoza y uno de sus
principales atractivos la Ruta Primera Maravilla donde
disfruté “La Catedral de la Sal” construida en las profundidades de la
montaña de sal.[1]
La Casa
Museo Quevedo Zornoza
Esta casa es de estilo colonial-republicano del siglo
XIX, perteneció por tres generaciones a la familia Quevedo, descendientes del
ilustre venezolano D. Nicolás Quevedo Rachadell, estancia construida por el
ingeniero escocés Don Alejandro Mac Douall.
En la Casa museo Quevedo Zornoza se
conservan recuerdos y tradiciones de los ziquipareños desde la época de la
independencia, cuando el venezolano Nicolás Quevedo Rachadell que
participó en la guerra de la independencia
llegó a la Gran Colombia con el libertador Bolívar como teniente primero
de la compañía primera del Escuadrón Granaderos Montados de la guardia. Don
Nicolás es reconocido músico, militar, escritor y literato de él se
conservan piezas musicales, en especial religiosas e igualmente se atesoran
obras musicales de Julio Matías Quevedo y Guillermo Quevedo Zornoza. Durante
la ocupación de la casa por la familia Quevedo se organizaban tertulias de
todas las ramas de la cultura. Según explicaciones de la guía se cuenta que la
casa también fue visitada por el célebre escritor García Márquez durante sus
estudios secundarios en esa ciudad.
Desde 1803 que se inicio la dinastía musical de los
Quevedo, esto son considerados hijos predilectos de Zipaquirá por el
impresionante legado de valiosas piezas musicales de la historia de la música
colombiana del siglo XIX. Hoy albergadas en la Casa Museo Quevedo Zornoza.
Durante mi visita a esta casona recorrí los dos patios
y visité salones de música con objetos privados del director y compositor
Guillermo Quevedo como sus gafas, bolígrafos, baúles y las batutas que fueron
herramientas indispensables en la vida del maestro. Otros salones visitados
fueron el salón de costura con una colección de maquinas de las diferentes
épocas, el tocador, sala comedor, alcobas y la sala de conciertos.[2]
Terminados los circuitos fuimos a degustar la gastronomía
zipaquireña al restaurante “Asadero del llano” donde nos sirvieron Ajiaco que
es una sopa de carne de pollo con diferentes variedades de papa y maíz; Ternera
a la llanera con ensalada, yuca y papa y Ternera con tostones y crema de
aguacate.
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