La costa sur de San
Cristóbal es una de las islas más antiguas del archipiélago y el único lugar
donde se avista riachuelos que llegan al mar todo el año, con un paisaje de su
litoral bañado por el océano Pacífico, restos volcánicos, ballenas y una
variedad de flora y faunas marinas, lugar donde me sentía tan sosegada que
ahora desde mi casa en Alemania sueño con volver a visitar esa paradisíaca isla
Riachuelo
que vierte sus aguas al océano Pacífico (Isla San Cristóbal)
Foto:
P. Mirbach
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Para
hacer el circuito turístico 360 y visitar la Bahía Sardina y la Bahía Rosa Blanca, Cerro
Brujo, León Dormido y Punta Pitt nos conectamos con el operador
turístico Tours & Pesca Vivencial porque Galápagos protege que no haya un
efecto negativo en el ecosistema y su biodiversidad para lo cual ha establecido
un procedimiento de operación turística, con itinerarios fijos, sitios de
vistas delimitados y un sistema de guías especializados en turismo ecológico
que obligatoriamente deben acompañar a los grupos de turistas.
Bahía
Sardina y Bahía Rosa blanca
Vista
de la Bahía Sardina
Foto: P. Mirbach
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Partimos
desde el muelle de Puerto Baquerizo muy temprano hacia la Bahía Sardina y mientras
navegábamos, tuvimos vistas paisajísticas de los riachuelos permanentes en la
parte sur central de la isla que llegan al mar todo el año, los cuales son
alimentados por acuíferos escondidos, es el único lugar de Galápagos que tiene
fuente de agua dulce sin embargo es un sistema cerrado (Fuente: Noémi
d’Ozouville). Durante el trayecto se lanzó la caña de pescar y si había buena
pesca de almuerzo tendríamos pescado fresco pero no la hubo, así que continuamos
hasta la Bahía Sardina y desembarcamos en la Playa Sardina e iniciamos
inmediatamente una caminata por un sendero rodeado de manglares hasta llegar a
la Bahía
Rosa blanca donde el guía nos aclaró que se llega muy temprano para
aprovechar la marea baja del mar porque
solo en esos momentos se aprovechan las dos piscinas naturales rodeadas de
rocas volcánicas en las cuales buceamos con esnórquel, sitio donde tuvimos la
oportunidad de ver pequeños tiburones, mantas rayas y una infinidad de peces. Estuvimos
en este lugar un par de horas luego regresamos para gozar de la Playa
Sardina y aprovechamos para filmar y tomar fotos desde donde se tiene
vistas espectaculares de ese maravilloso paraje con su playa tranquila de aguas
cristalinas color turquesa y de arena con matiz coralino que detrás del arenal
se divisa un bosque de fauna isleña mayormente compuesto de manglares rojos y otras
variedades de flora, conjuntamente a sus alrededores se ven pequeñas montañas con
formaciones geológicas con aspecto de conos.
Playa Sardina
Foto: P. Mirbach
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Panorámica
de la Bahía Rosa Blanca
Foto:
P. Mirbach
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Piscina
natural en la Bahía Rosa Blanca
Foto: P. Mirbach
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Ave papamoscas
Foto: P. Mirbach
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Cangrejo
de la especie de zayapaya
Foto: P. Mirbach
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Punta Pitt
Punta Pitt
Foto: P. Mirbach
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Continuando
nuestro itinerario marchamos antes del mediodía en la embarcación hacia Punta
Pitt ubicada al norte de la isla. Mientras viajábamos hacia nuestro
nuevo destino vimos ballenas nadando al lado de sus crías, fue muy emocionantes
ver a esos enormes cetáceos por esa mar que pedíamos al monitor unos minutos
más para seguir admirando ese espectáculo natural, además nos explicaron que en
esa área llegan a aparearse y procrearse esos ballenatos entre los meses de
mayo a octubre. La travesía fue bastante entretenida porque mientras viajábamos
sobre la pequeña embarcación volaban gaviotas muy cerca de nosotros que nos
permitieron hacer fotos durante sus vuelos, al mismo tiempo íbamos cerca costa
de la isla desde donde vislumbramos sus paredes rocosas con sus variados
colores con partes rojizas, otras oscuras de los residuos de la lava volcánica
y algunas con vegetación nativa, siempre rodeados de los colores azulados en
todo su esplendor del Océano Pacífico; hasta que visualizamos la llamada Punta
Pitt que desde la embarcación observamos el islote y sobre él una flora
y fauna impresionante con colonias de aves que anidan allí, donde ejemplares
únicos de los Galápagos se juntan en un solo farallón. En tal ocasión
observamos piqueros de Nazca, piquero de patas rojas que anidan en las islas de
los océanos tropicales y se alimenta principalmente de peces voladores,
piqueros patas azules, que habita principalmente en Galápagos; otras especies
que vimos fueron, albatros de Galápagos, fragatas menores que florecen con brillantes
globos rojos de los machos tratando de impresionar a las hembras; encontramos
también el petrel de Galápagos y en la orilla se avistaban lobos de mar, cangrejos
de la especie de zapaya y otras variedades de animales marinos. Esa zona está
restringida y no se puede desembarcar para proteger el medio ambiente.
Paisaje
del océano Pacífico y la Isla San Cristóbal
Foto:
P. Mirbach
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Ballena con su cria
Foto: P. Mirbach
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Piqueros
de patas rojas
Foto: P. Mirbach
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Polluelo
de Piquero
Foto:
P. Mirbach
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Gaviotas
de cola bifurcada
Foto:
P. Mirbach
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Piqueros
de patas azules
Piqueros
de Nazca y otros
Foto:
P. Mirbach
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Fragata
menor hembra en vuelo
Foto:
P. Mirbach
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Cerro
Brujo
Cerro
Brujo
Foto:
P. Mirbach
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Después
surcamos rumbo al llamado Cerro Brujo conocido también como la
Ventana
de Darwin, se encuentra lindante a la costa norte de la Isla
San Cristóbal. inmediatamente nos fuimos acercando hacia la islilla que en
medio tiene una abertura en forma de lumbrera por donde a lo lejos se ve el otro
majestuoso peñasco León Dormido, y mientras cruzábamos la gruta, jugamos con su acústico
eco. Se dice que es una zona de transición entre el litoral y las aguas
profundas con algo de corriente, debido a ese fenómeno dicha área es famosa
porque allí se congregan los tiburones martillo, tiburones ballenas, Tortuga
verde y otras especies oceánicas.
Saliendo
de la gruta de Cerro Brujo
Foto:
P. Mirbach
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León Dormido
Nuestra
última excursión fue hacia León Dormido que se le domina así porque
a lo lejos ese enorme risco tiene la apariencia de un león dormido, está colindante
al Cerro Brujo y a la Isla San Cristóbal. Para ubicarnos donde descenderíamos atravesamos
el canal que separa ambas murallas de bloques rocosos y detrás de la roca
bajamos a la mar que estaba transparente y tranquila, lugar escogido por el
guía para sumergirnos con seguridad y vislumbrar con calma la extraordinaria diversidad
marítima de los contornos. Finalmente dejamos atrás esa majestuosa roca
esculpida por la naturaleza e iniciamos el regreso a Puerto Baquerizo Moreno.
Panorámica
de la Roca León Dormido desde la Playa Sardina
Foto:
P. Mirbach
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