Desde su atelier en Barranquilla, la limeña Carmen
Piña comenta que la bisutería de las nuevas generaciones de diseñadores
peruanos han vuelto los ojos en la herencia de los antiguos orfebres para dar
inspiración a sus diseños. Y exclama ¿Cómo no podemos estar influenciados de
nuestros antepasados? Si descendemos de unas de las civilizaciones más
importantes de Sudamérica.
Carmen en su atelier de
Barranquilla
Carmen
actualmente radicada en Barranquilla, Colombia y me cuenta que en esta ciudad como
cuando vivía en su país de origen se dedica a la creación de bisutería que la
inspiración de sus diseños viene de sus ancestros. Ella está consciente que es
importante volver a poner los ojos en el arte antiguo para no hacer trivial nuestra
propia historia y en su colección Illapa Inti, (en español: Rayo de
Sol) me detallo que la inspiración de esos diseños son una creación con una
fusión del pasado, el presente y lo esencial es la pasión que pone en cada
pieza diseñada que es uno de los elementos principales de sus creaciones sino,
no funciona y que sus diseños están inspirados en piezas que datan del siglo
XIV del culto a las divinidades de la civilización de los Incas que en la
mitología se cuenta que trasmiten energía positiva. Además comenta que sus
creaciones actuales reflejan la espontaneidad de una moda moderna mesclada con su
herencia cultural milenaria. Muchas de las figuras utilizadas son geométricas
del arte de los Incas pero sus piezas no tienen nada de antiguas así mismo que
han sido inspiradas de la época de los Incas. Todas sus novedades las vende vía
internet y está satisfecha con la acogida que tienen sus joyas en Barranquilla
porque las mujeres en esa ciudad son elegantes y gustan mucho de la moda y
especialmente de las innovaciones y el éxito de todas sus piezas se valoran por
su confección artesanal. Su taller está en Barranquilla y su marca Polanca
Moda.
De
su vida en esa metrópoli me relato que vive en esa ciudad por amor, porque
realmente su vida es una novela donde se rompen todas las barreras del
convencionalismo. Me cuenta que a los 18 años se caso enamorada, pero por cosas
de la vida se separa de su esposo que lo vuelve a reencontrar después de 25
años, en ese encuentro ella se dio cuenta que seguía enamorada de su esposo, él
la invita a Barranquilla y ella acepta una vez más a vivir con él; contándome
esa vivencia me hizo recordar que yo fui su testigo cuando se caso por la
iglesia y que su matrimonio no ha sido anulado después de tantos años de
separación. Ella me sonrió y me confirmo que por cosas del destino su vida va como
se dice en los ritos de los matrimonios religiosos católicos hasta que la
muerte los separe y como ella mismo lo afirma una vez más, que todo lo que
determina en su vida lo hace por amor porque sino nada discurre. Y es así como
transcurre la vida de esta artesana limeña en esa metrópoli que confiesa que se
siente una mujer afortunada de todo lo que la vida le da y le seguirá dando.
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