El Colombiano
Fernando Botero tuvo la bravura de imponer su arte con su rebeldía artística y
estar contra la corriente estética de su tiempo por lo que sufrió las críticas
más duras, las burlas, las afrentas y la intolerancia de la moda imperante.
Pedrito
a caballo, 1974, óleo sobre lienzo
Hoy,
el pintor antioqueño Fernando Botero es uno de los más grandes artistas de la
arte plástica mundial y con su talento ha ubicado a Colombia en la vanguardia
del arte latinoamericano de su estilo reconocible abundante y voluminoso es
decir Botero ha creado un estilo nuevo.
Según
críticos lo definen como el artista que personifica sus obras con la irónica
presentación de figuras grotescamente obesas. Sin embargo el artista dice que
no tiene nada que ver con lo que la gente lo identifica: la gordura y afirma
que él jamás ha pintado un gordo en toda su vida. Su estilo es como lo definió
el escritor Vargas Llosa “La suntuosa abundancia”[1]. Su
fama despegó cuando en 1989 apareció en Estados Unidos la nueva revista Latin
American Art e ilustró la portada del primer número. La aceptación entre los
críticos del arte de Botero era diversa, pero museos y coleccionistas privados
no dudaban en comprar sus pinturas y esculturas ofreciendo enormes sumas. Desde
1992 Fernando Botero ha exhibido sus esculturas monumentales en más de 27
países del mundo.[2]
Y Medellín
tiene la dicha de gozar de sus obras todo el tiempo. Por todo lo leído sobre
este artista en mi visita a la ciudad de Medellín era imprescindible ir al Parque
de las Esculturas más conocida como La Plaza Botero y al Museo
de Antioquia que gracias a las donaciones del maestro actualmente el
parque y el museo exhibe diversos temas de América latina, La Corrida, La
Violencia, El circo, Retratos, Europa y otros y fue realmente emocionante,
estar en La Plaza Botero frente a las 23 esculturas monumentales y
sentirse en un museo al aire libre donde participamos ese día todos los
turistas, ciudadanos y comerciante. El ambiente era de fiesta y alegría que se
vive diariamente en esta plaza. Y además es un lugar donde muchos ciudadanos
trabajan y aprovechan la coyuntura turística para su sustento diario.
Después
de gozar un par de horas de La Plaza Botero visité El Museo Antioquia que es
una de las joyas arquitectónicas de la ciudad. Fundado en 1881. El Museo brinda
la oportunidad de apreciar exposiciones temporales, itinerantes y permanentes;
obras de arte prehispánico, colonial, republicano y contemporáneo; pinturas
esculturas, fotografías, caricaturas y dibujos, de artistas nacionales y extranjeros.
Pero la fama de los últimos años se debe a las colecciones importantes donadas
por Fernando
Botero al museo que fue lo que motivó mi entrada a este recinto y gozar
del arte de este artista que ningún libro, video puede reproducir como el
contemplar las obras del maestro en vivo y en directo. Lo más impresionante
para mí fue la colección de óleos y dibujos de Pedrito Botero, yo no soy
ninguna experta en arte pero esos retratos me llegaron al alma, por la ternura
y dulzura que trasmiten estos cuadros. En todas las obras de Pedrito se siente
el amor paternal que este artista puso en cada pincelada y en las esculturas
que hizo en recuerdo a su hijo fallecido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario